Los dos últimos empates parece que han dejado un cierto sinsabor en parte de la afición de la Real Sociedad. No es mi caso. Claro que da rabia no ganar a equipos inferiores en el campo cuando haces méritos sobrados para conseguirlo, pero esta es precisamente la grandeza del fútbol. No pasa en otros deportes como el baloncesto, el balonmano, el tenis, el hockey, el voleibol… ni en otros individuales como el ciclismo o el atletismo, por ejemplo. En ellos, cuando eres muy superior al rival, como lo fue la Real frente a Salzburgo y Osasuna, la victoria no se escapa. En el fútbol sí, porque además de ser superior, necesitas acierto en las áreas, sobre todo en las contrarias y la Real no lo tuvo. Si los de Imanol se fueron de Pamplona sin los tres puntos fue por esa falta de acierto en los metros finales… y por esa increíble doble parada de Herrera a Kubo y Merino.
Por lo demás, dos muy buenos partidos, especialmente la última hora en Pamplona, en la que borró del campo a Osasuna con llegadas de todos los colores y otro golazo espectacular de Sadiq. Insisto en que es un delantero distinto, difícil de controlar por los defensas, debido precisamente a la incertidumbre que crea cada vez que coge el balón.
Pero esto sigue y toca mirar al frente. En la Copa los blanquiazules no deben tener problema para seguir adelante en Andratx, en donde, con todo el respeto al rival, el peor enemigo será la hierba artificial, como lo fue en Bunyol. Después nos encontraremos ante una semana grande futbolística, con partidos en Villarreal y Milán y frente al Betis en el Reale, para acabar el año en Cádiz. No es fácil lo que se avecina, y menos con la importante baja de Barrene. Será interesante calibrar el potencial de nuestro equipo en estos tres choques. Es evidente que el Inter, en gran momento, está por encima de la Real, pero el gran reto es competir bien frente al subcampeón de Europa, con el primer puesto del grupo en juego. Frente a Villarreal -muy mejorado con Marcelino- y Betis, la Real se juega acabar el año en la parte alta de la tabla.
Estos eran los objetivos en agosto. Alcanzar los octavos de la Champions en un grupo muy complicado y estar arriba en la Liga. Lo primero se logró de forma impresionante en la cuarta jornada y lo segundo en las quince jornadas disputadas. Si a esto le añadimos el cómo, nos encontramos ante otra gran temporada, una más con Imanol al frente. Creo además que, por méritos, la Real ya tenía que ser primera de grupo en Champions de forma matemática, y tener por lo menos seis puntos más, en la Liga -o lo que es lo mismo-, ser cuarta. Pero como decía antes, esto es fútbol. Y en este bendito deporte siempre no gana el mejor. Es su grandeza. Y es lo que nos da rabia que haya pasado en los dos últimos partidos. Primero, la Copa. Después, la Liga. Y el martes, la Champions. Seguimos.