Un nuevo paso adelante de la Real en sensaciones, juego y ambición no sirvió para sumar. Dos golazos de bandera fueron inútiles para el resultado final. Estuvo muy cerca el tercer gol realista, pero lo que llegó en el descuento fue la derrota. Dura y cruel, pero derrota. Seguramente llegó por la ambición del equipo, por ir a por la victoria. De haberse conformado con el empate ahora estaríamos hablando de un punto. Pero no fue así. Los de SF se la jugaron a ganar. Y perdieron. Por ese lado, nada que reprochar. Por otro sí.
Nada que reprochar porque la ambición siempre te da más de lo que te quita y ahora también ha sido así. El ejemplo es evidente. En el anterior partido de Anoeta, el derbi, el Athletic empató sin merecerlo en el minuto 79. La Real no se conformó y se fue desde entonces a por la victoria. Y la encontró para desatar la euforia. Fue en una jugada incluso más afortunada que la de Moleiro de ayer. Un mal remate de Gorrotxategi fue a parar a Oyarzabal. Mikel no centró bien, le dio mordido al balón, pero fue a parar de nuevo a Gorro, que voleó con toda la fuerza de Anoeta para machacar las redes bilbaínas. La ambición llevó a la Real hasta la victoria. Y sumó dos puntos en el descuento.
Ayer fue al revés. La ambición le llevó a atacar con todo en el minuto 94 y lo que se encontró, con mucha suerte para los de Marcelino, fue la derrota. Inmerecida, porque después del golazo de Barrene en el 87 estuvo muy cerca el 3-2. Perdió la Real y voló un punto. Pero, como decía, la ambición siempre te da más de lo que te quita. Dos puntos ganados en el derbi. Uno perdido ayer. En total, un punto más. Peor hubiera sido empatar los dos partidos por no ir a ganar ni entonces ni ayer.
Pero hay otro lado en el que sí tengo mucho que reprochar a nuestro equipo. Jugó el mejor partido de la temporada, dio una gran sensación en todo momento. No mereció ir perdiendo y mucho menos por dos goles. Marcó dos tantos de bandera. Tuvo buenas ocasiones para hacer más. Demostró empaque de gran equipo, tuvo jugadores a gran nivel, los cambios surtieron efecto. Fue mejor que un rácano Villarreal, que juega a muy poco con el plantillón que tiene, pero…
Pero cometió de nuevo errores imperdonables que le costaron puntos. Mala suerte en el primer gol encajado, porque el balón pasa entre las piernas de Gorro y se desvía lo justo para ir a Ayoze. Mala suerte en el segundo tanto encajado por el resbalón de Soler. Y ¿mala suerte en el tercer gol encajado? Qué va. Si dimos por muy buen gol el tanto de Gorro al Athletic, ahora no nos podemos quejar. La Real encajó ese tanto por volver a repetir errores que ya hemos visto muchas veces. En la contra que da lugar al último saque de esquina en el minuto 94, hasta tres jugadores realistas pueden y deben hacer falta. Porque ahí se acababa el partido. Pero ni el primero, ni el segundo ni el tercero hacen falta. Dejaron jugar a los de Marcelino, que se pasaron toda la primera parte derribando a los realistas que salían en ventaja en el medio campo. Al final de esa jugada Turrientes salva el gol en la raya. Y en el córner, una vez más, gol encajado y 2-3.
De verdad que no entiendo cómo nadie paró esa contra en falta, cuando lo más fácil del fútbol es hacer falta. Si te sacan amarilla pues amarilla. Y si te sacan roja, pues roja. Pero sumas un punto. Es mejor un punto y una roja, que nada y perder un punto. Me pregunto si aprenderemos alguna vez. De momento soy pesimista en ese sentido.
Y hablando de rojas. Esperpéntico arbitraje una vez más, que permitió al Villarreal cortar todo el juego realista en el centro del campo sin amonestar a nadie hasta la segunda parte. Actitud impresentable, amenazadora y chulesca del colegiado con Barrene y actuación bochornosa de Mourinho y Akhomach -contra quién habrán empatado estos- que fueron a reírse de Barrene -les debió molestar el golazo que marcó-, en el 2-3 y al finalizar el partido. Bien Brais defendiendo a su compañero. Y me cuentan que en el acceso a vestuarios siguió la trifulca, con un invitado de excepción, además desconocido completamente en el fútbol, el hijo de Marcelino. Este sí que no ha empatado con nadie a nada. Su padre le ha colocado de algo que nadie sabe qué es, técnico asistente en el cuerpo técnico del Villarreal. Por su comportamiento completamente fuera de lugar parece que no olvida nuestro título eterno de Copa en La Cartuja. Aquello hizo mucho daño a algunos. Muchísimo daño. Y no hay peor cosa en un deportista que no saber ganar.
Pero a lo nuestro. Hay que ser más pillos, saber jugar el otro fútbol, que suma muchos puntos en una temporada y hacer falta cuando se necesita. No es tan difícil. Nuestro equipo fue ambicioso, hizo el mejor partido de la temporada, hizo jugadas de mérito, pero se fue de vacío. A seguir igual. Pero haciendo las faltas necesarias. Aupa Real!
Hola Pedro, tocas muchos palos, la mayoría compartidos por mi, aunque cuando hablamos de merecimientos no tengo tan claro que fuera injusta la victoria del Villareal como tampoco me pareció la de la Real en el derbi como indicas. Amarga sí, pero creo que el Villarreal sin hacer mucho, en eso la Real tuvo mucho que ver, nos metió otros tres goles. Es curioso que solo cinco equipos han metido más goles que los de SF, pero solo hay cinco que han encajado más. Algo hay que ajustar. Lo del balón parado sigue siendo un calvario. Pero con todo, la media hora de clara superioridad realista en la que llegó a empatar nos demuestra que el equipo va cogiendo cuerpo. En Mendizorrotza lo veremos, no sin antes espero que no haya sorpresas ante el Reus.
Hola Tito. A mi la Real me gustó mucho ayer. Un partido enorme con un muy buen despliegue en ataque. El Villarreal tuvo suerte especialmente en el 0-2 con el resbalón de Soler. La Real le remató 17 veces al Villarreal… Hay que corregir cosas todavía, por supuesto, porque siete goles encajados a balón parado o en segundas jugadas son muchas. Pero eso se entrena. Lo mismo que parar las transiciones rivales con faltas. Y no nos olvidemos que ayer la Real jugó sin Zubeldia, sin Yangel, sin Oskarsson, sin Karrika y sobre todo sin Oyarzabal. Casi nada.