No sé muy bien cómo empezar este artículo. A veces me pregunto si de verdad somos conscientes de lo que está haciendo la Real. El miércoles nos clasificamos para los octavos de final de la Champions a dos jornadas de que finalice la fase de grupos. Estaremos entre los 16 mejores equipos de Europa. (Se me ponen los pelos de punta cada vez que lo pienso). Una hazaña que a estas alturas solo han conseguido otros cinco equipos. Y no lo hicimos de cualquier manera, no, lo hicimos haciendo un auténtico partidazo ante un rival muy complicado. Porque si el miércoles el Benfica pudo dar una imagen de rival “fácil” no es porque lo sea (recordemos que es el actual campeón de Portugal), si no porque la Real se encargó de que lo pareciera. Salieron los de Imanol al campo con ganas de demostrar que no están de paso en esta competición. Y vaya si lo hicieron. Tres goles en 21 minutos en una primera mitad que ya es parte de la historia txuri-urdin. La segunda parte, pese al gol de los portugueses, no fue para menos. Una noche inolvidable para todos los que queremos a la Real.
Pero es que lo del miércoles no fue casualidad. Este equipo lleva mucho tiempo haciendo las cosas bien y lo que vimos el otro día no fue cosa del azar. No es la primera vez que vemos cómo la Real planta cara a rivales “grandes” como el Inter de Milán o el Barcelona en la pasada jornada liguera donde, en ambos partidos, merecieron llevarse los tres puntos. La Champions no ha hecho más que empezar y aún queda mucho camino por recorrer. Un camino que, por supuesto, no será fácil pero los blanquiazules nos han demostrado que tenemos licencia para soñar porque esta Real va muy enserio.