22/10/2025
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John Toshack va a ver cumplido su sueño. El próximo sábado saltará al césped de Anoeta para recibir el reconocimiento de la afición realista a su trabajo en las tres etapas en la que estuvo en la Real. Mientras luchaba contra un Covid demoledor que le mantuvo varios días en la UCI completamente sedado, en febrero de 2022, soñó que salía al estadio de Anoeta y recibía el homenaje que va a pasar de sueño a realidad el sábado minutos antes de que la Real juegue contra el Madrid. El técnico que dirigiera al club realista desde el banquillo en 386 partidos se muestra agradecido y espera impaciente a que llegue el día. En su residencia en Besalú, donde vive en una masía con su mujer Mai, un lugar idílico y tranquilo y en donde incluso hace labores en el huerto, el galés me recibió gracias a El Diario Vasco, en vísperas de un día muy especial para él.

 
¿Le sorprendió que la Real le llamara para decirle que le iban a entregar la insignia de oro y brillantes?
– Desde luego que sí. He visto que han entregado esa medalla a muchos exjugadores pero no recuerdo que la haya recibido un entrenador. Ha pasado mucho tiempo desde que salí de la Real y fue toda una sorpresa. Quiero dar las gracias al club por acordarse de mí en estos momentos en los que, de verdad, no estoy en mi mejor momento.
– ¿Ha visualizado ya ese momento de salir a Anoeta?
– Bueno, la verdad es que en algún momento soñé que recibía ese homenaje. Ahora parece que va a ser realidad y seguro que va a ser muy emocionante para mí.
Será contra el Madrid de Xabi Alonso.
– Eso es increíble. Cuando llegué a la Real Xabi estaba en el Eibar. Fui a verle jugar un día y entró enseguida en el equipo. Recuerdo que me decían que igual era un poco lento para jugar en Primera, pero ya ves hasta dónde ha llegado. Me hace mucha ilusión verle después de tanto tiempo. Le daré un abrazo, pero…
¿Pero?
– Pero por supuesto que en ese partido querré que gane la Real. De verdad que no me llevaré un disgusto -se ríe- si en ese partido lo pierde Xabi Alonso.
Volver a pisar Anoeta será muy especial para usted.
– Ufff, sí sí. Será un momento tremendo. Creo que ya no hay pistas. Hace años, cuando perdíamos un partido, se me hacía muy largo el camino desde el banquillo hasta el túnel, con la gente protestando. A veces, dependiendo del resultado, se me hacía eterno… Atocha era mejor, Del banquillo al túnel no había ni un metro.
Ha dicho Atocha.
– Increíble el viejo campo de Atocha, de los más bonitos que he pisado. Es una de las muchas cosas que me gustaron de la Real, su campo. Años antes de venir ya jugué con el Liverpool contra la Real, creo que era el debut de Arconada. Ganamos fácil, pero yo me quedé con la imagen de ese campo en el que luego tuve la oportunidad de dirigir desde el banquillo a la Real. Una pena que no se pudiera remodelar y acabara destruído.
– …
– Mira. La verdad es que yo nunca me aburro de hablar de la Real, no me canso. Estuve en tres etapas diferentes, todas con su grado de dificultad y de todas ellas terminé muy satisfecho. No te miento si te digo que la Real lo ha sido todo para mí, de lo mejor que me ha pasado en la vida. De entrenador, desde luego que lo mejor. Y repito que me llamaron siempre cuando había dificultades.
– Bueno, ahora la llamada ha sido muy distinta.
-Sí sí, se ríe otra vez. Esta vez me dan la insignia de oro y brillantes. Y quiero dar las gracias a todos por ello.
Le voy a dar un dato. El domingo pasado se cumplieron 40 años de su primer partido como entrenador de la Real, en Atocha. ¿Se acuerda?
– Cómo lo voy a olvidar. Fue contra el Celta y tuvimos la desgracia de la grave lesión de Arconada con la rodilla, que le apartaba durante un año de los terrenos de juego. Como para olvidarme. Yo llegué a la Real sabiendo que lo tenía muy difícil, no por ser yo John Toshack, sino por ser el sustituto del gran Alberto Ormaetxea. Él ganó dos Ligas y una Supercopa con la Real y desde luego que tenía y tiene el reconocimiento de todos los realistas. Aterrizar en San Sebastián, en Gipuzkoa, en un club con tanto arraigo y ser el sustituto de Ormaetxea era complicado para cualquiera. Y encima yo era extranjero. Creo, de verdad, que fue una decisión valiente de la directiva de Alkiza. Yo entiendo que era más fácil no querer a Toshack en la Real que quererlo. Y encima en el primer partido se lesiona Arconada. Las cosas no podían empezar peor.
Aquel dicho de no pasa nada tenemos a Arconada era verdad.
– Mira. He conocido cientos de jugadores a lo largo de mi carrera, pero te aseguro que Luis Arconada está arriba del todo en mi lista de preferencia. Siempre sentí un profundo respeto por él, un gran profesional. Si tengo que ser sincero, yo notaba que tanto dentro como fuera del campo había alguna gente que me apoyaba y una gran mayoría que era anti Toshack. De vez en cuando una persona se me acercaba por la calle y me daba ánimos, pero la mayoría pasaba al lado mío y me echaba una mirada desafiante. No se lo reprocho a nadie. Es comprensible.
Le costó empezar, pero poco a poco le dio la vuelta a la situación.
– Sí, a la Real le costaba siempre empezar la temporada. No suele ganar muchos partidos al principio. Hasta que pasan las regatas y el festival de cine es así. Los jugadores pensaban más en salir de Zubieta y marcharse a la playa que otra cosa.
Mejoraron tanto que en su segunda temporada llegó la explosión: campeones de Copa.
– La Copa de Zaragoza es uno de mis mejores recuerdos, sin duda. Recuerdo cómo estaba el campo, el calor, los penaltis. Y siempre que me hablan o recuerdo la Copa de Zaragoza, me viene a la mente otra ciudad: Oviedo. Aquel madrugón no fue una cosa premeditada. Estaba muy enfadado por perder 1-0 con el Oviedo y después de la cena me preguntaron a qué hora volvíamos a San Sebastián al día siguiente. Dije a las 4de la mañana como podía haber dicho a las 3.
– ¿Llegó a arrepentirse alguna vez?
– No, no, cómo me voy a arrepentir si en los dos años siguientes no perdimos ninguna eliminatoria. Ganamos la Copa un año después de Oviedo y jugamos la final dos años después, que perdimos contra el Barcelona. Pero aquel tema de Bakero, Txiki y Rekarte y sus fichajes por el Barcelona y el hecho de que el Barça se quedaba fuera de Europa por primera vez en su historia si no ganaba aquella final tuvieron mucho que ver. Pero sí, para mi hablar de la Copa de Zaragoza es hablar de Oviedo.
– …
– Tras ganar la Copa ya nadie tenía dudas ni de mi ni de nadie. Nos dio un empujón tremendo de confianza y ya las cosas ya fueron más fáciles para todos.
¿Cómo se pudo olvidar de salir al campo a recoger la Copa y celebrarlo con el equipo?
– Pues fíjate, se habla mucho de estar concentrado en los partidos. Yo pasé mucha tensión en aquella final. Fuimos ganando y nos empataron dos veces. Al final decidieron los penaltis. Yo no tenía dudas. Había jugadores que no querían lanzar y jóvenes como el pobre Musti Mujika o Martín Beguiristain tuvieron que lanzar y muy bien por cierto. Y solo les dije, tranquilos y haced vuestro trabajo, que Arconada hará el suyo. Cuando Luis paró el balón y levantó el puño me fui al vestuario. Me abrí una cerveza y solté toda la tensión acumulada. Me quedé un poco en blanco y recuerdo que me extrañaba que no volvieran los jugadores. Cómo iban a volver si estaban dando la vuelta al campo. Me lo perdí, pero era campeón de Copa con la Real. Eso es lo que vale.
– Otro partido histórico fue el 0-4 del Bernabeú en la Copa del año siguiente.
– Esa temporada fue la mejor que recuerdo en la Real, por juego y resultados. Aquel día el Bernabéu se puso en pie para aplaudir a la Real, algo que solo ha pasado una vez en la vida. En la primera parte Arconada salvó muchos goles y en la segunda les goleamos.
¿Le dice algo Arconada, Górriz, Gajate, Larrañaga?
–  Eso era una muralla, no había quien metiera un gol ahí. Recuerdo un partidillo de entrenamiento en el que puse a Arconada, Górriz, Gajata, Larrañaga y Shanti Bakero contra muchos más jugadores. Dio igual. No les metieron ni un gol.
– Ahora que llega su homenaje de que nombres se acuerda?
– Bueno, es imposible decir todos. Alkiza, Uranga…, buenos presidentes para la Real. Boronat, López Ufarte, que me ayudaron siempre mucho. Marco me hizo la vida mucho más fácil al principio porque yo no conocía el club por dentro. Recuerdo también los buenos jugadores que tuvimos. Y ahora quiero agradecer a todos el apoyo que me dieron. Seguramente no fue fácil en muchos momentos aguantar al John Toshack de entonces. Ya no soy aquel pollo de primavera que venía empujando tanto. Han pasado 40 años y la enfermedad me pasó factura.
Lo pasó muy mal con el COVID. Y le costó  recuperarse.
– Muy mal, la verdad. Es un agujero negro que tengo en mi vida. Estuve unos días más fuera que dentro. No recuerdo mucho. Solo que llegué un día a casa por la tarde y empecé a encontrarme muy mal. Nunca me he echado la siesta, pero me tuve que sentar en un sillón, empecé a tener muy malas sensanciones, me mareaba, me quedaba dormido. No recuerdo más. Casi una semana después me desperté en una cama de un hospital de Barcelona lleno de cables, de tubos, con oxígeno. No sabía ni dónde estaba ni qué me pasaba. Menos mal que estaba mujer Mai y me fue explicando todo, porque yo no sabía qué hacía allí. La recuperación fue muy lenta, fui poco a poco y esos días de ‘blackout’ me han pasado factura. Fue terrible.
Hablemos de nombres propios. Usted ha jugado y entrenado a muchos clubes, entre ellos el Liverpool, con el que ganó la Copa de Europa.
– Sí. Mi etapa de jugador fue fantástica también. Tuve la suerte de ser entrenado por Bill Shanckly, el hombre del que más he aprendido en la vida. Mi mejor entrenador. Para que te hagas una idea de lo que sentía por el fútbol, un día le preguntaron si para él el fútbol era una cosa a vida o muerte. Y contestó que claro que no. ‘Es algo mucho más serio que eso’, dijo. Mostraba especial atención por los pequeños detalles. Mira. Un día fue a ver un hotel en el que nos íbamos a concentrar antes de un partido. Pidió una habitación del piso superior y le mandó a su ayudante para que se tumbara en la cama. Bill le llamó por teléfono desde abajo para preguntarle si escuchaba el ruido de los coches. Hasta que no le dijo que no, él no dio el ok al hotel. Aprendí mucho de Bill, a cuidar mucho todos los detalles.
– Siempre habla bien de Shanckly pero una vez tuvo un encontronazo con él. ¿Se acuerda?
– Sí, antes de una final tuve una lesión y estuve tres semanas sin jugar. El día de la final Shanckly me dejó fuera del equipo. Yo estaba muy enfadado en el banquillo, cuando a los 20 minutos empezó a llover con fuerza. El partido se suspendió. Al día siguiente tuve el valor de entrar en el despacho del entrenador y le dije de todo, que era un cobarde, que había tenido suerte por la suspensión, porque íbamos a perder. Y que yo tenía que jugar. Me echó una bronca terrible y me sacó a voces de la habitación. Me marché a casa y le conté a mi mujer que al día siguiente me echaban, que no sabía cómo había podido hacer eso. Llegó el partido y al dar la alineación dijo: ‘Vamos a hacer un cambio, entra John en el once’. Me quedé blanco, pero jugué. Ganamos 3-0. ¿A que no sabes quién hizo los dos primeros goles? Eso me enseñó que no es malo que un jugador se enfade por no jugar y proteste. Si yo no lo hubiera hecho no hubiese jugado aquel partido. Y quién sabe si hubiéramos ganado o no.
– Qué le dice el nombre de Carlos Xavier.
– Es que daba gusto verle. Es el jugador de más calidad técnica que he entrenado. El mejor que he conocido. Era algo increíble, hacía todo con mucha facilidad. Pasaba en corto, en largo, amagaba, tiraba faltas, desde cerca, desde lejos… También era el que más comía -ahora se ríe a carcajadas-. Xabier, Oceano, Kodro, Karpin, Nihat. ¿Es posible que estos cinco estén entre los seis mejores extranjeros de la historia de la Real? Yo sinceramente lo creo. Nos dieron muy buenas tardes. Se me criticaba que trajera solo jugadores que conocía. Pues eso era lo bueno precisamente. Sí sé que son buenos, cómo no los voy a traer.
También contó con grandes jugadores de la cantera.
– Sí, sí. De los campeones qué voy a decir. Eran un grupo muy compensado, la calidad de Zamora, la habilidad de López Ufarte, Bakero, el gran Txiki…Vosotros les conocéis mejor. Ojalá les pueda saludar cuando vaya. Me haría mucha ilusión.
De Pedro, Idiakez. Aranzabal…
– Un gran equipo también aquel. La zurda de De Pedro era increíble. La clase de Aranzabal, la fuerza de Idiakez… Pero también hubo jugadores que sin llegar tan lejos hicieron una labor esencial, una labor oscura pero que siempre es necesaria en la Real. Me refiero a los Imaz, Imanol, Alkiza, Luis Pérez, Guruzeta, y de otros de los que me olvido pero que hicieron equipo para, con unos extranjeros buenos, meter a la Real en Europa. La labor de esta gente en un club como la Real siempre ha sido esencial.
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